Llevo cuatro horas sentado frente al portátil y al iPad. Los dos se están como apareando a través de un cable blanco que los une, como Neytiri y Jake Sully con la famosa trenza en Avatar. Y lo único que sale en las pantallas es: “por favor sincronizar”. Me habían advertido que jamás, ¡JAMÁS! se me ocurriera sincronizar el uno con el otro. Aún no entiendo qué es sincronizar, cuál sincroniza a cuál y cuáles son las consecuencias. Al final me sacó la piedra y le di sincronizar, aceptar, sincronizar, apagar, prender, reajustar, volver a sincronizar, ir al Apple y al Itunes Store, ¿no son lo mismo acaso?, apagar, prender, volver a pagar y mejor irme a almorzar. Es que entré en tal desespero que cuando en el aviso de la pantalla se leía por enésima vez: “foursquare estará disponible para descargar cuando entre al Apple Store”, estuve a punto de irme al Apple Store…pero al de Unicentro, a ver si con solo entrar y levantar el iPad de la misma manera que Mufasa levantó a Simba me bajaba la maldita aplicación.
Hace seis meses yo no tenía cuenta con Apple. No tenía iTunes. No tenía iPad. No tenía twitter. No tenía blog. Y jamás olvidaré una tarde en la casa de Carolina Venegas (perdón, quise decir en la casa de #&Colorentropy, con &%#Natgarcal y ##Patrick_M_L, Adriana Martínez, que debe ser ##AdriMart o algo así… y otros más cuyos apodos de twitter desconozco y por ello no cito aquí), cuando comenzaron a hablar de eso llamado Facebook y alguien gritó “¡Juannnn, ¿¿¿no tienes Facebook????”; me quería meter debajo del único sofá que había en esa sala.
Por eso en los últimos meses he decidido pasarme del burro al avión, como dice el adagio popular. Compré el iPad, adquirí cuenta en iTunes, le escribí a Steve Jobs diciéndole que era un verraco, me metí a twitter y también estoy en facebook. Sobre Linkedin lo único que sé es que a un gran amigo de México lo encontraron ahí y ahora se gana una millonada en la empresa de la competencia.
Pero todas estas iniciativas están como este blog: a medias. Mi vida se ha convertido en mediofacebook, mediotwitter, medioiPad, medioIpod, medioTouch, medio Itunes, y claro, medioblog, porque todos los uso a medias, y no porque quiera, sino porque siempre había creído que el que el chip de la tecnología me lo habían robado en la clínica en la que nací. Pero el otro día que mi papá se compró un MP4, ¡un MP4 señoras y señores!, me llamó, sacó su agenda de cuero con el 2011 marcado en la parte inferior derecha y me dijo: “ahora sí explíqueme cómo es que esto que quiero oír los CD de Diana Uribe en el Transmilenio” y empezó a escribir C://Inicio//Equipo//Documentos//Drive….”, comencé a pensar que el chip no me lo habían robado, sino que no venía incluido. Feliz día del padre Pá.
Nos vemos el otro martes.