Para que lo lea con el café de la mañana.

miércoles, 17 de abril de 2013

Wayne es un huevón


Dos mil seiscientos millones de dólares es mucho dinero. Ojo, no estoy hablando en millones de dólares, sino en miles de millones de dólares. Esa es la cifra que dejó de recibir Ronald Wayne, a quien la historia le negó la posibilidad de recibir el 10% de la venta de cada uno de los iphones, ipads, ipad mini, macbook pro, pre, pra y pri que se venden cada segundo en todo el planeta Tierra.

Y es que cuando Steve Jobs era un desaliñado estudiante, que andaba descalzo por el campus de la universidad y promulgaba su estado vegano, inducido por todo el LSD que se metía bastante seguido, invitó a Wayne para que hiciera parte de la sociedad Apple.

Steve Jobs con el 45%, Stephen Wozniak con el 45% y Wayne con el 10%.  Una sociedad de tres donde seria más fácil tomar decisiones y hacer deliberaciones.  El siguiente paso fue pedir préstamos, endeudarse para invertir, poniendo como garantía un viejo Ford destartalado y unos pocos ahorros.

Pero ocho días después de haber firmado como parte de la sociedad, Ronald Wayne entró en pánico y pensó que si la empresa quebraba todos sus ahorros se perderían y la justicia lo perseguiría hasta que pagara sus obligaciones. Es decir, estaba empeñando su vida. La recién creada Apple ya había hecho su primera venta rentable: invirtieron 50 dólares y vendieron los primeros microprocesadores en 100.

Wayne fue a la “notaría” gringa y pidió su exclusión de la sociedad. Las razones: miedo, falta de decisión para tomar riesgos. Mientras Jobs soñaba con algo muy grande, Wayne se estaba haciendo en los pantalones.  Jobs estaba arriesgando el 45% de toda la sociedad; de ganar, ganaría sobre el 45% de las utilidades. Wayne solo arriesgaba un 10% para ganar sobre ese 10%.

De haber continuado con el pequeño porcentaje de participación, Wayne hoy seria dueño de dos mil millones de dólares en acciones. Ojo, otra vez, no estoy hablando en millones de dólares, sino en miles de millones de dólares. Wayne recibiría el 10% de las ventas de cada uno de los iphones, ipads, ipad mini, macbook, pro, pre, pra y pri que se venden cada segundo en todo el planeta Tierra (y seguramente no tendría que hacer fila para ingresar al cubo del Apple Store en la 5ta. avenida de Nueva York). Hoy vive pobre, y sobrevive con un subsidio del gobierno gringo en el alejado estado de Pennsylvania.

Nos vemos otro día.