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miércoles, 1 de junio de 2011

¿Por qué la plata sí alcanza?


El fin de mes era un infierno. Claro,  solo pensar en que el sueldo consignado en la pésimamente bautizada cuenta de “ahorros” se desocuparía en menos de lo que se gasta el sol en esconderse y volver a salir daba dolor de cabeza. La típica frase sobre el sueldo de “así como llega se va”, debería ser considerada frase célebre. Porque es cierto. O al menos lo era.  Y sé que no me pasaba solo a mí sino a muchos. La cuestión era clara: la plata no alcanzaba para nada. Y qué tranquilidad siento al escribir esta entrada en tiempo verbal pasado.

No es que me haya ganado la lotería, y tampoco me subieron el sueldo (ah, no, mentiras, sí me lo subieron, me aumentaron 38,500 pesos…). Pero la verdad es que ahora sí vivo mejor, más tranquilo. Y he estado pensando en qué me gastaba yo mi sueldo y he llegado a varias conclusiones: en gasolina, en peajes, en la rutina diaria y en el trago, en el verraco trago. Creo que este último se llevaba algo más de la mitad. El carro, lo vendí; a rumbas hasta la madrugada, poco; y abstemio no me volví, pero ya las cuentas de whisky, vodka, poker y águila, mucha águila, ya no son de seis dígitos.

El fin de mes, llegado el sueldo, el celular sonaba más que nunca: ¡claro! a pagar los 20, 30, 40 o 200 mil que me habían prestado, en la mayoría de veces en  cuentas pagadas en bares después de la media noche. Ahora que me acuerdo un día mi primo, mi máximo prestamista de la época, me debitó 800 mil de un solo jalón al llegar el sueldo. Las tarjetas de crédito a reventar y el famoso “ahorro a la vista” de mi fondo de empleados duraba poco menos de 48 horas.

No sé si fue el nuevo año, los nuevos aires o qué, pero realmente  organicé mis finanzas personales. Ya plata  prestada no debo. Incluso ahora me pasé al otro lado y estoy de acreedor de más de uno por ahí. Ahora espero el sueldo con más felicidad, porque sé que me queda para mí. Porque sé que no se me va a ir a la hora. Porque sé que el fin de semana me podré ir de puente festivo sin tener que regresar el martes mirando cómo sobrevivo el fin de mes.  

Conclusión: sí se puede. Los que leen esta entrada se dividirán en dos grupos: el primero integrado por aquellos que siempre han sido organizados con sus platas, que la última semana del mes les da igual si compran almuerzo en El Corral o llevan desde la casa; y que son los únicos que hacen fila para retirar plata en el cajero un 24 o 25 del mes. Para ellos mi reconocimiento porque no es fácil llegar allá. El segundo grupo estará diciendo: “miércoles, a mí también me pasa. La plata no me alcanza”. Para ellos mi ánimo. Se trata de organizarse un poco mejor financieramente, reducir gastos durante una temporada de tiempo y estabilizarse. La palabra es ESTABILIZARSE. De ahí en adelante, después de pasar esa barrera, créanme, los restaurantes de esta ciudad los esperarán con los datáfonos listos para recibir sus tarjetas débito, no las de crédito. Siempre es mejor la débito. También créanme.

Nos vemos el otro martes, lo prometo.

3 comentarios:

  1. Se de que hablas primo, y también estoy empezando a hablar en pasado, por que si se puede!

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  2. Me siento feliz de pertenecer al primer grupo del que hablas! Super Sabis...no hay nada mejor que ser organizado con las finanzas :)
    Buen blog...como todos...espero que no nos vuelvas a dejar a "medias" por tanto tiempo sin leerte...

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  3. Juanitooo... pues me siento muy orgullosa de que hagas parte del primero grupo. Me imagino que ahora con ese viaje a NY, ya no le quedaste debiendo 3 sueldos a la empresa, cosa que me encanta.

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